«La vulnerabilidad no es rendirse, es atreverse». Con esta poderosa frase de Brené Brown, abrimos un tema fundamental para nuestro bienestar: la importancia de buscar ayuda profesional.
Durante mucho tiempo, la idea de ir a terapia estuvo rodeada de prejuicios y miedos, como el temor a ser visto como «loco» o a mostrarse vulnerable ante alguien. Sin embargo, la percepción ha ido cambiando positivamente con el tiempo.
En una reveladora conversación con Doménica Tabacchi exploramos por qué dar este paso es, en realidad, una de las decisiones más valientes y transformadoras que podemos tomar para nuestro crecimiento personal.
La nueva cara de la terapia: de estigma a herramienta de crecimiento.
Atrás quedaron los días en que ir al psicólogo era un secreto que se ocultaba tras una revista en la sala de espera. Como señala Doménica Tabacchi, hoy vivimos en una «maravillosa era» donde las vulnerabilidades ya no son mal vistas; al contrario, se entienden como parte de nuestro enriquecimiento personal. Especialmente en las nuevas generaciones, ir a terapia está bien visto, e incluso se llega a pensar que «el que no va al psicólogo es el que está mal”.
El verbo «terapear» se ha integrado a nuestro lenguaje cotidiano, demostrando que el cuidado de la salud mental se ha normalizado. Este cambio de paradigma nos invita a ver la terapia no como una solución para cuando todo está mal, sino como un espacio para la mejora personal continua.
Pedir ayuda: ¿Debilidad o fortaleza?
Contrario a la vieja creencia, tomar la decisión de buscar acompañamiento profesional es un acto de valentía. Significa reconocer con humildad «sola no puedo» o «solo no puedo» y atreverse a abrirse para crecer. La terapia ofrece un espacio seguro para ser auténticamente uno mismo, sin máscaras ni filtros, un lugar donde no te sientes juzgado y puedes explorar tus pensamientos y emociones con honestidad. Es un camino que nos acompaña directamente hacia el crecimiento y el bienestar.
Como lo confirma Doménica Tabacchi desde su experiencia de más de 18 años en terapia, buscar ayuda para temas vulnerables no es un signo de debilidad, sino todo lo contrario.
El viaje terapéutico: más allá de la «solución rápida»
Es crucial entender que la terapia no siempre consiste en salir «aliviadísimo» de cada sesión. El proceso es un viaje de autoconocimiento que a veces puede ser conflictivo o invitarte a mirar aspectos de ti que no habías visto. Esta incomodidad inicial no es negativa; es una parte fundamental del proceso que te permite revisar, comprender y hacer correcciones para lidiar mejor con tus emociones y situaciones.
El objetivo final de un buen terapeuta, según subraya Lucy Roldán, no es crear dependencia, sino darte herramientas para que puedas seguir tu camino y resolver los desafíos por tu cuenta. La terapia puede ser un acompañamiento en distintas fases de la vida, no solo en momentos de crisis como un duelo, sino también para situaciones de crecimiento o incluso para conversar sobre lo bien que te sientes y abrazar tus logros.
La clave está en la conexión: ¿Cómo encontrar al terapeuta ideal?
No todos los terapeutas son para todas las personas, y está bien. La clave para una relación terapéutica exitosa es la empatía y la sintonía personal. Si has tenido una mala experiencia, no te rindas. Es tu derecho buscar otra opinión hasta encontrar a un profesional con quien te sientas cómodo y en confianza.
Es fundamental asegurarse de que sea una persona preparada y con vocación, ya que también existen «charlatanes» en la profesión. Un buen profesional te guiará con seriedad y no comercializará con tu vulnerabilidad. Al final, el experto te da herramientas, pero eres tú misma quien sabe qué es lo indicado para ti y recorre su propio camino.
El bienestar se expande: terapia dentro y fuera del consultorio
El trabajo terapéutico no se limita a la hora de consulta; sus beneficios se expanden a todo tu entorno. Cuando tú estás bien, tu entorno también lo está, impactando positivamente tus relaciones con tus hijos, pareja y amigos.
Además de la terapia profesional, existen otras herramientas valiosas de apoyo. Hablar con amigos de confianza —lo que hoy llamamos «terapear con amigas»—, hacer ejercicio, o buscar redes de apoyo con personas que han vivido experiencias similares son complementos poderosos. Hoy en día, el acceso a profesionales a través de redes sociales también es una forma de nutrirse y aprender.
La premisa es clara: está bien buscar ayuda profesional. No importa tu edad, tu género o si nunca lo has hecho antes. El autoconocimiento es la herramienta más poderosa para vivir una vida más plena y llevarnos mejor con los demás. La invitación, especialmente para los hombres de generaciones que han cargado con el peso de verse siempre «fuertes», como lo señala Doménica Tabacchi, es a abrir la mente y el corazón, a soltar las mochilas y hacerse la vida más liviana a sí mismos y a quienes los rodean.
